miércoles, 16 de septiembre de 2009

El Paraíso



Su cuerpo sobre el lecho de inmaculadas sábanas frescas. El suave olor del blanco algódón, el olor de un deseo y su perfume. Su olor, me llega desde su piel desde sus poros. Miro como yace boca arriba, mirándome con su suave sonrisa, su increible sonrisa. Capaz de hacer volar la imaginación al escondido mundo de los sueños, de los deseos. Sus ojos, ese brillo de vida, mezcla de ternura y pasión contenida. Aquí está, la visión anhelada, deseada por mí. Mil veces más bella, más sensual, de lo que ningún mortal pudiera imaginar jamás. Su cuerpo, su ser, su esencia de mujer, esperando, ofreciendose con los gritos silenciosos de la piel.


Se que jamás tendré su alma, no poseeré su corazón, ni siquiera creo que sus recuerdos me tengan en cuenta mañana pero, hoy, hoy es mía. Hoy somos dos en uno. Hoy es mi mundo , hoy soy su mundo, su único mundo. Hoy quiero rebosar de ella, quiero que su olor me invada, quiero sentirla como nunca, como no será más. Pero no pienso en el mañana, el mañana no existe. Deja de existir en el momento que se transforma en el hoy, y hoy.. hoy soy feliz.


Me recreo mirándola, su boca, su bello cabello negro, sus ojos, su gesto pícaro de mujer. Debería tal vez ahogar las palabras que salen de mis labios sin posible vuelta atrás, palabras que suenan impulsadas por mi aliento, siento como pasan de mi garganta a mi boca, noto que son cálidas, y suenan sin prisas, sin estridencias, un "te quiero", que ni siquiera estoy seguro que haya llegado a percibir.


Mi mano acude a la llamada de su piel, su mejilla la recibe, la acaricio y su gesto por besar mi mano le da la bienvenida. El dorso de mi mano recorre su rostro, su mentón, su boca, sentir el beso que antes no llegó a materializar. Dulce. alargando el contacto de sus labios en mi piel, sus labios entreabiertos marcan mi piel, sin dolor, con placer.

Mi boca se acerca a sus labios. Un roce de su boca, la mía, y sus labios entreabiertos me invitan a entrar a un sin fin de sabores. Mezcla de calor, de salivas tenues, de pasión interna. Los ojos cerrados para que el sentido se centre en mi boca, en sus labios.
Separo mi boca, beso su cuello mientras mis manos acarician su cuerpo, arrastro mis labios por su cuerpo, sus hombros, su pecho. Deborando sus curvas de mujer, besando y dejando que mi lengua conozca el sabor de su piel mas femenina. Noto como mis caricias hacen reaccionar su ser, sus pechos erigen ese placer.

Absorbo su olor, mientras dejo el rastro de mi boca por todo su vientre, mis manos con vida propia acarician su fina piel, la suavidad de sus muslos.

Hasta sentir en mi boca el sabor íntimo de mujer, su húmedo secreto. Noto como vibra todo su ser, descargas de placer provocados por mis roces rítmicos, parando , volviendo a empezar. Oigo sus leves gemidos, siento sus manos en mi cabello , atrapándome para que no escape, no cese en ofrecimiento de placer.

Es mía, le ofrezco mis besos, mordiscos realizados con mis labios, en zonas tan sensibles que recibe a oleadas.

Sigo sin oír que pronuncie mi nombre, pero ahora mi mente solo esta por ella, por su cuerpo, por sus descargas de sensaciones. Mis manos acompañan a mi boca, se complementan para que sus leves gemidos, su respiración pesada se torne en gemidos mas sonoros.

Deshago el camino de mi boca esta vez hacia sus labios, me reciben sus manos en mi rostro , su boca esta vez plenamente abierta, ya no es una invitación ahora es mía. Sensaciones, placer, felicidad.

Mi cuerpo la cubre por completo, mi pecho sobre el suyo nota como persiste la reacción a mi roce, dureza placentera.

Paro un segundo, separo mi rostro, con el sabor de su saliva en mi boca, con el tacto de su lengua en mi boca, con su olor pegado a mi piel, con mi amor incrustado en el alma.

Comienzo a entrar en su ser, mirándola a la cara, a los ojos.
Abriendo un camino soñado, profundamente húmedo, cálido.
Noto que entro en el paraíso, en su paraíso, mi paraíso. En aquella habitación de hotel. Somos uno, un cuerpo, un alma, un sentir.

Cierra los ojos y solo deseo besarla, aprieta sus labios al percibir mis movimientos a un ritmo que me pide más y más. Un placer que se desbordará en borbotones.
La amo y lo sabe, pero mañana tal vez ni lo recuerde. Pero hoy es mía, hoy grabará a fuego mi piel, con pasión mi mente.

Hoy hago el amor posiblemente por última vez, tendré sexo con mujeres pero jamás haré el amor si ella no quiere volver.

Hoy es mañana. Ya el ayer pasó, el tiempo, la edad, me podrá pero su recuerdo, sus marcas en mi alma, no se borrarán. Las riego con lágrimas, abonadas con sonrisas al verla pasar. Ya no es ni será mía, tal vez nunca lo fué. Pero aquella mañana piel contra piel yo la amé. Aquella mañana ser contra ser me enseñó el paraíso sin necesidad de morir.

Su pasión , su cuerpo, sus besos, sus caricias... MI PARAÍSO

viernes, 11 de septiembre de 2009

Mañana volveré


Llego casi sin aire en mis pulmones, el oxigeno daña al entrar, cansancio. Cinco plantas sin ascensor, con un olor penetrante, fuerte, oscuro. Escaleras estrechas, con recuerdos de miles de pasos. Hoy vuelvo a visitarla. Golpeo la puerta , desconchada por el paso del tiempo, con sus molduras casi centenarias. Pasos tras la puerta, lentos. La puerta se abre, la señora Carmen me sonrie, su saludo un abrazo sincero. Sin falsos besos de roce de mejilla, un abrazo que vibra, un "gracias por venir" que me parece que no ha salido de su boca sino de su corazón.
-"Pasa, pasa. Hoy no estaba muy bien pero cuando te vea seguro cambia".
La sigo unos pasos atrás, aunque conozco de sobras el camino. Un recibidor con una percha de madera sin nada colgado. Un espejo con graciosos muñequitos alados que jamás supe que clase de criatura quieren emular.
El pasillo, largo, tal vez demasiado, estrecho, muy bajo aunque, para una persona de baja estatura y su hija Esperanza, en una silla de ruedas, no lo parece.
Dos golpes en la puerta y un "se puede?".
Me cede el paso y entro en aquella habitación, en aquel mundo, en su mundo. Su sonrisa me asegura que soy bienvenido.
-"Hooooola"
Un hola alargado , suave y calido, y el mismo gesto de la madre al abrir, un abrazo.
-"Mama trae cafe o lo que quiera. Sientate por favor".
Pero hoy no puedo, las prisas, los quehaceres me lo impiden. Pero vine a traerte papeles. Un mar de ellos ya he acercado hasta sus manos. Una explicación, breve, sin detalles, son buenas noticias y sobran las explicaciones porque confia que si viene de mi mano no es malo.
La miro mientras lo lee. 37 años, conozco la fecha de nacimiento por los papeles, unos 100kg, cabello moreno, limpio pero desarreglado, no hay maquillaje, por lo que no hay máscara, muestra lo que es.Un cuerpo condenado, atrapando dentro de él las ganas los deseos de ser "normal". Sentada, siempre sentada, frente a ese ventanal inmenso, frente a la única visión que tiene, que quiere del mundo exterior. Sentada, siempre sentada, porque un dia un mal golpe la postro de por vida, nunca habla de ello, nunca lo recuerda en público pero, estoy seguro que ella en soledad es invadida una y mil veces por un "como sería mi vida hoy si en vez de................"
Me alegra venir a visitarla, hablamos y me muestra lo que dibuja, lo poco que puede, el dolor la vence. Pero jamás se quejó delante de mí. Veo su cuaderno junto a su silla de ruedas, unas ruedas oxidadas, con los radios doblados, la goma empieza a estar cuarteada, no hay dinero para una renovación de su única forma de movimiento . Sus piernas siempre tapadas estarán tan cuarteadas como la goma de la rueda. Seguro dibujó algo pero hoy no puedo verlo , tengo prisa.
-"De todas formas no puedo enseñartelo, este no. Este es para mi, no debí dibujarlo pero lo hice. Pero solo puede ser eso, un dibujo"
No logro ver lo que es, pero en el hueco que deja el lápiz entre las hojas me parece ver parte de un corazón. Como los grabados en los árboles.
Debo irme, debo dejarla en su mundo, con su dibujo y sus sueños, sueños inalcanzables. Seguro mañana me muestra algún otro, porque sabe que somos amigos, porque sabe que mañana volveré.

martes, 8 de septiembre de 2009

Mi rincón



Pocas sensaciones me llenan tanto como poder pasear entre los arboles en esta época en que la brisa comienza a tornarse en el aliento fresco de la naturaleza.
Es como si el bosque empezara a despertar, curioso, cuando seguramente es todo lo contrario. Pero es algo difícil de explicar. Como si lo que despertara fueran las criaturas mágicas que seguro habitan entre el musgo, entre las hojas que comienzan a caer.
El olor de las plantas húmedas. Una humedad propiciada porque el sol ya no les castiga con sus rayos estivales.
No me siento un extraño, tal vez porque aquí nadie, ni nada, me juzga por lo que nunca hice.
Me dejo llevar por mis pasos, sin prisa. Escuchando el crujir de ramas secas bajo mis pies, el saltar de las ardillas sobre los arboles, la mirada escondida de las hadas que, temerosas de ser atrapadas, solo dejan oír su suave aleteo. Cada bocanada de aire llega a todos los confines de mi ser. A pesar de estar en un lugar en el que yo debería ser lo discordante , no me percibo así.
No conozco el nombre de los árboles y sin embargo los siento tan cercanos, tan allegados.Entre ellos el leve viento parece hablarme, ese mismo viento que miles de veces pareció susurrarme su nombre, incluso imitó su risa. Cuantas veces me he vuelto esperando encontrar su sonrisa, su bella figura de mujer, su bello rostro aparecer entre las ramas. Cuantas veces he deseado haberle podido enseñar mi rincón secreto.
Pasando entre unos arboles frondosos se llega a un pequeño montículo desde donde se domina toda la ciudad. Allí las agujas de la Sagrada Familia, el insinuante perfil de la torre de las aguas, avenidas donde en ese mismo momento miles de personas, de almas tal vez tan solitarias como la mía, deambulan por su vida. Cuantas serán felices? . Cuantas como yo , pensaran “que solo estoy entre tanta multitud”?
Y al fondo el mar.
Como me hubiera gustado poder subir aquí con ella, taparle los ojos justo antes de atravesar entre las ramas, con mis manos para sorprenderla con la vision de Barcelona a sus pies. El simple de hecho de recordar el tacto de su piel al poner mis manos sobre su cara a modo de antifaz para sorprenderla ,hace que me estremezca. Cuantas veces habré rozado a otras personas, cuantas veces lo hacemos a diario?. Un apretón de manos, un beso de amigo, un roce en un brazo incluso cogernos de las manos. Pero cuando ese roce hace que se nos erice el vello, hace que nuestra piel de un respingo, que nuestros ojos brillen con intensidad, cuando hace aflorar una sonrisa a nuestros labios, algo mágico hay. Algo que nos llega al fondo el alma. Ella consiguió que sintiera que cuando la rozaba, nuestras almas se hablaban, , se llamaban, se gritaban. Almas que deseaban unirse. Pero también está la razón y muchas veces , esa razón vence al alma. Y su razón , maldita mil veces su razón, es más fuerte que su alma.
Hoy la melancolía pasea conmigo por este bosque. ¡¡Ay!! la melancolía, trofeo del sentimiento al vencer a la razón. No me arrepiento de sentirte aquí amiga melancolía, me dices, me demuestras que aun tengo corazón. Que aun mis sentimientos luchan contra la razón. Esa razón que grita que olvide. Y se enfrenta a mis sentimientos que suplican que recuerde.
Y se que la victoria es de mis sentimientos...

porque la recuerdo.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Pide un deseo



Tras caminar sin rumbo fijo por aquella vieja ciudad, llegué a un mercado ambulante que jamás vi antes. No soy un experto en rincones con encato pero conozco varios rincones encantadores y, esta calle estrecha no la conocía. No consigo encontrar ninguna placa que me informe de su nombre. En realidad no me importa. Me dejo llevar por los olores, los colores. El murmullo de la gente que curiosea, aqui y allá. En un puesto libros, juguetes muy antiguos, cromos, utensilios del hogar. Algunas cosas, casi, las había olvidado, recuerdo haberlas visto de crio.
Me hubiera encantado poder pasear de su mano entre tantas almas atrapadas en objetos. Cada objeto lo imagino en su lugar original, donde realizó el cometido para al que fué creado. Me hubiera gustado tanto jugar a imaginar historias con cada objeto. Una vez yo, otra vez ella. Pisandonos las historias a medida que las ideas nos salen a borbotones. Un puesto de telas de miles de colores, pañuelos de seda, mantones ya en deshuso, y su sonrisa entre ellas sería aún más bonita. Porque ningún tinte puede igualar su sonrisa pintada de rojo.
Sigo paseando, y pensando una y otra vez: "esto le gustaría, esto tambien".
Me paro en un puesto que solo se compone de una tabla, con una sábana azul, raída y descolorida. Cromos, etiquetas y espera!. Algo que me llama la atención, una vieja entrada a la Ópera de París, la entrada que materializa mi sueño más escondido. Un sueño que sé que no cumpliré, un sueño por compartir. Me entristece algo saberme excluido de mi propio sueño.
Me atrae la luz de otro puesto más alejado. Lámparas, con la pantalla casi quemada, pero con un encanto inquietante. En medio de ellas una lámpara especial, no es electrica ni luce. Una lámpara que bien podría ser la del cuento de Aladino. De cobre, un cobre ya oxidado, verdoso. Recondándome los tejados de las ciudades del centro de Europa que hubiera querido visitar acompañado. Vaya una tarde melancólica. Otro día os hablaré de la melancolía, mi amiga fiel, mi olor del alma.
La cogí en mis manos y manchádome de su color verde, impregnandome de ese olor metálico.
"Cuanto quiere?". Barata me parece, "tenga". Es mi compra mi tesoro. La miro mientras no dejo de caminar. Me quedo casi hipnotizado mientras la miro. Cuando me doy cuenta he salido del mercado, me giro. Nada. Tanto me he alejado que ni siquiera veo los últimos puestos.
Como un juego de infancia, mirando a cada lado para no hacer un ridículo casi dulce, me pongo a frotarla. A frotar mi vieja lámpara. Hasta que su viejo genio hace presencia. Tan viejo, tan cansado, tan hundido por haber sido usado para deseos materiales, para dañar a otros, que solo le queda un único deseo. Nada de tres, solo uno: "piénsalo bien". Si claro solo será un deseo. Ya sé, será el que más anhelo. Porque si lo pienso bien como dijo el genio, cual es mi deseo?.
Ya te tengo!!!!!!!
Llevo mi lámpara y la dejo en su portal, esta mañana cuando salga a trabajar, ella la encontrará. Ella pedirá el único deseo que le queda al viejo genio. Yo cumplí el mío, verla feliz al cumplir su deseo.