martes, 2 de febrero de 2010


La barca amarrada, jamás volverá al mar.
el marinero maltrecho por navegar en alta mar, por enfretarse a la tormenta, por querer arrebatarle al mar el canto de las sirenas.

Por creerse capaz de poder enfretarse al dios de los océanos, sin darse cuenta que no era más que un simple pescador.

Sin red ni caña, pescar con las manos, al ver brillar desde su pequeña cubierta, el dorado lomo del amor.

Aún se oyen las risas- ¿donde vas pequeño pescador? JAJAJAJAJA No das la talla ni tu , ni tu frágil embarcación

La barca amarrada igual que su corazón, osó intentarlo y tan hundido acabó.

No volverá a intentarlo porque ya lo comprendió, no tiene la talla de gran pescador, solo de pescador que sueña, que un día amó.

Aún resuenan en sus oídos las risas de las olas, el canto de sirenas que oyó.

Baja el rostro de vergüenza , pinta de brillantes colores la podrida madera de su barca. La barca que jamás navegará.

Pobre barca que navegó, creyendo poder cruzar el mar.

3 comentarios:

  1. Me encanta tu texto, te echaba de menos...
    Pero por lo menos, esa pobre barca ha intentado cruzar ese mar. Hay otras que ni lo intentan.

    Un besazo Duende.

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  2. Gracias por tu comentario Ana. Para ser sincero que lo he pensado muy mucho, y aún ahora no estoy convencido del todo pero, escribir casi siempre cosas tristes no creo me haga bien. Si ya las sufro en la carne, dejarlas por escrito no es como echar sal sobre una herida abierta?????

    Un abrazo

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  3. Duende...Te leo y me acuerdo de mi en octubre del año pasado.
    A pesar del dolor no dejé de escribir, y ha sido como una especie de terapia. Me sirvió para echar afuera el dolor.
    Ahora estoy bien, y escribo porque me gusta.

    Un besazo Duende.

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